Me gustan los mercados…

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Me gustan los mercados tradicionales, en ellos se da la vida. Ahí pasa lo cotidiano y lo extraordinario. Tan coloridos, tan llenos de abundancia, los mercados son el centro económico de una comunidad.


En ellos nos abastecemos, pero también socializamos y compartimos nuestra cultura. Son un componente indispensable de las civilizaciones. En los mercados (al aire libre, cubiertos, hortofrutícolas o de carne y pescado, de comida o de flores, caóticos o elegantes), se amplían los horizontes y se comparten nuestros patrones de conducta, sistemas de creencias, principios y formas de vida. En pocas palabras, se comparte nuestra libertad.


En cualquier parte del mundo visitar un mercado es imbuirse en la vida de los locales. A través de ellos se conoce el lugar, sus costumbres, sus historias, sus culturas. Pero también es el sitio donde se encuentran las similitudes con nuestras propias raíces. Salvo algunos ligeros detalles, los mercados, en esencia, son iguales en todo el mundo.

 
 

En ellos podemos encontrar al pregonero que atrae al cliente con el típico “pásele güerita, qué le damos”, por supuesto con el estilo, el idioma, el tono y el folclor de cada lugar.

En algunos también acuden los diferentes grupos étnicos que vienen de sus regiones a comercializar los productos típicos. Muchos continúan con el trueque e invariablemente, sobre todo en Latinoamérica, Asia y Medio Oriente, se hace presente el regateo como expresión de una tradición comercial antiquísima.

Los aromas de un mercado adormecen los sentidos, los colores vibrantes de frutos, vegetales y flores, explotan ante nuestros ojos. El caos, el bullicio de la gente y del vendedor ensordecen al más tolerante. En ellos se encuentra todo, lo que se busca y lo que no se busca también.

 
 

En los mercados se gesta la identidad de un lugar y eso al final es lo que trasciende. La presencia de las mujeres en ellos destaca. En algunos lugares ellas son las que controlan, resuelven e impulsan el movimiento del mercado. 

 

Los mercados también son el patrimonio no solo económico, sino cultural de las comunidades, en ellos se derrama la herencia material e inmaterial de un lugar y además son un atractivo turístico de gran importancia.


Acudir a un mercado puede representar una experiencia excitante de aventura en donde se combina no solo la actividad económica, sino una mezcla de usos y costumbres sumamente interesante para quienes lo visitan con ojos de asombro y curiosidad.


Los mercados tradicionales son espacios cuya expresión cultural está basada en la historia, las tradiciones, las creencias y los procesos de cambio de las comunidades. Por toda esta riqueza reafirmo, los mercados son hermosos y ¡me encantan! ¿Cuál es tu mercado favorito?

Créditos fotográficos y videos en orden de aparición:
Mercado Municipal Emilio Sánchez Piedras, Tlaxcala, México. Foto: Iseca
Mercado callejero en Punducherry, India. Foto: Iseca
Gran Bazar, Estambul, Turquía. Foto: Iseca
Mercado Municipal Les Halles de Narbonne, Francia. Foto: Iseca
Mercado callejero en Hong Kong, Región administrativa especial china. Foto: Iseca
Mercado 20 de Noviembre en Oaxaca, México. Foto: Iseca
Mercado local en Xinjie, Yuanyang, provincia de Yunnan, China. Foto: Iseca
Mercado local en Xinjie, Yuanyang, provincia de Yunnan, China. Foto: Iseca
Mercado local en Inle Lake, Myanmar. Foto: Iseca
Mercado tradicional en Otavalo, Ecuador. Foto: Iseca

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