La cabeza de mi padre/Alma Delia Murillo

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Muchos padres, aunque no se hayan ido de alguna manera estuvieron ausentes. Quizás permanecieron, pero poco se pudo palpar eso que fueron debido a los traumas y heridas de su historia particular. Desde esa perspectiva, este libro toca fibras intimistas reflejadas en las vivencias que la autora, Alma Delia Murillo, narra generosamente y sin tapujos para todos sus lectores.

Este libro va más allá de lo biográfico. Es de alguna manera, una revisión filosófica de lo que realmente importa o debiera importar en la vida. Desde el sentimiento contradictorio que puede generar la familia (porque cito «todos venimos de clanes maravillosos, pero también horribles»); pasando por la necesidad de palpar el gozo y el dolor, desmitificando el concepto de felicidad; hasta el reconocimiento de nuestras madres como seres imperfectos y portentosos que han arado la vida con penurias, pero con coraje, para que sus crías pudieran gozar de un piso más pavimentado que el empedrado que tuvieron que andar ellas.

La historia central es la ausencia del padre y las vicisitudes que conlleva para la familia entera. Pero también revisa con un ojo más compasivo, quién es ese ser al que se le atribuyen todos los males del abandono. Verlos a ellos también como los niños que fueron, con sus pérdidas y sus abandonos, con sus miedos y sus vulnerabilidades, rescatarlos de ese pedestal o de ese calabozo en el que a veces los colocamos, ayuda a comprenderlos mejor y en perspectiva, a darles su justa dimensión para descubrirlos también como los seres luminosos que quizás fueron en algún sentido, porque ninguna existencia es absolutamente oscura.

Hay tantas identificaciones en este libro, que pareciera que uno como lector está leyendo la narración de su propia vida en más de un sentido. Eso revela que esta historia o fragmentos de la misma, puede ser la de un colectivo. Así, tenemos un relato con una narrativa universal. Revela que quienes venimos de esa cultura del esfuerzo, estamos hechos casi con un mismo barro, con las diferencias, claro, de las manos que nos moldearon, las nuestras y las de quienes nos precedieron y acompañaron en el esfuerzo, padres, hermanos, abuelos, ancestros, amigos, compañeros de vida, ¡familia, pues!

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Un comentario

  1. Tienes mucha razón en lo que escribiste los hijos muchas veces jugamos el comportamiento de los padres sin ponernos a pensar lo que ellos vivieron y ademas cometemos los mismos errores te felicito querida todo lo que escribes es muy interesante y reflexivo

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