El sentido de logro

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Esta mañana logré, por fin, hacer un parado de cabeza sin la ayuda de mi profesora de yoga. Me mantuve en la postura al menos un minuto sin tambalearme (eso es muuuucho para una novata, créanmelo), controlé el temblor de mi cuerpo y el miedo a colapsar y lastimarme. Al descender pude hacerlo sin dar el ramalazo típico que había estado experimentando en los últimos siete meses. Mi trabajo en todo ese tiempo finalmente ¡había dado resultado!

Lo anterior me hizo recordar el sentimiento que tuve hace unos veinticinco años cuando logré -después de muchos intentos- conducir un auto de velocidades sin que se me apagara. Fue un alivio que me impulsó a mejorar mi conducción para continuar siendo cada vez más independiente de mis propios miedos y limitaciones. Cada que me tocaba un alto en cualquier vialidad era un tormento, pues sabía que al intentar avanzar de nuevo, la coordinación para meter la velocidad y sacar el clutch me iba a fallar con el consecuente  trastabilleo y muerte del vehículo que no podía echar a andar de nuevo. ¡Era realmente una monserga! Al final lo pude superar…

Por eso hoy he querido referirme al sentido de logro y a lo bien que nos hace experimentarlo. Empecemos definiéndolo como un sentimiento de orgullo por haber hecho algo difícil y valioso. Cuando nos sentimos orgullosos de nosotros mismos prevalece la motivación de continuar desenvolviendo nuestra capacidad de crecer y consolidar.

Desplegar nuestras potencialidades para ver florecer ese crecimiento individual que tanto anhelamos, nos permite ver el avance en torno al objetivo planteado y nos da autoconfianza para establecer nuevas metas en el camino.

Cada día es un nuevo comienzo...

Cada día tenemos la oportunidad de obtener ese «algo» que perseguimos, sea un nuevo aprendizaje, el dominio de una habilidad, la negociación que favorecerá nuestra situación en el empleo o en nuestras finanzas, la conquista de nuevos territorios, etc. El sentido de logro es un alimento que le damos no solo a nuestro cerebro, sino también a nuestras emociones y eso nos impulsa a ir por más.

Los logros no caen solos del cielo, es un trabajo que hacemos día con día, es el peldaño diario que nos acerca al desafío elegido, que si bien el trabajo es individual, está acompañado con el soporte de mentores, compañeros, guías e incluso discípulos que han colaborado de alguna manera en la obtención de un resultado satisfactorio y por ende es justo reconocerlo.

Sin embargo, existe otro elemento en el camino que puede ir en contra de ese sentimiento de logro. Aunque la frustración puede servirnos de palanca para continuar motivándonos hasta obtener el objetivo fijado, también puede inhibir nuestro deseo de conquista. Para muchos incluso puede convertirse en una fuerza devastadora que da al traste con todos los intentos por obtener algo. Por ello se requiere de tolerancia, amor propio y fuerza de carácter para superarlo.

Mantener el sentido de logro activo nos da vitalidad y motivación para continuar trabajando en nuestro propio desarrollo y esto nos lleva a continuar una búsqueda de salud física y emocional. Abraham Maslow en su obra: Una teoría sobre la motivación humana, dice que la persona que se autorrealiza se preocupa por su cuerpo, mente y emociones, y tiene actitudes de asombro, humildad y sencillez que lo llevan a gozar más ampliamente de las experiencias vividas en su entorno físico más cercano o en sus relaciones humanas más significativas.

El sentido de logro no solo se refiere al ámbito profesional o laboral, sino a la relación con nosotros mismos, a la cotidianidad en la que nos desenvolvemos, a nuestras habilidades físicas e intelectuales, a nuestra expansión de mente y de visión, por lo que la motivación del logro va encaminada a crear nuestro bienestar.

Las acciones derivadas de nuestro sentido de logro pueden estar relacionadas con iniciativas como la búsqueda de nuevas actividades, conocer nuevos lugares y personas, curiosidad intelectual y el deseo por conocer nuevos pensamientos quizás poco convencionales que nos ayuden a ampliar nuestra perspectiva de vida y a cuestionar los valores sociales, políticos o religiosos con los que hemos estado comprometidos sin ser ampliamente conscientes de ellos.

La capacidad de transformación que tiene el ser humano es sorprendente. Cuando nuestro empeño, constancia y deseo por alcanzar un objetivo logran su fruto, provocan satisfacción y un gran placer que nos impulsa a continuar esforzándonos. Así que la próxima vez que sientas esa satisfacción por haber obtenido algo, atesora ese sentimiento, disfrútalo y canalízalo para conseguir tu siguiente desafío. 

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