La referencia a nuestras madres es irremediable en cualquier sentido, ya sea que representen una influencia inquebrantable o un conflicto constante en nuestras vidas. Lo cierto es que no podemos estar indiferentes ante su existencia y mucho menos ante su muerte.
Hace cuatro meses que mi madre murió, tenía 91 años y una larga lista de achaques y enfermedades derivadas de una vida dura y accidentada. Además de eso fue víctima también de lo que ya parece ser una epidemia: el cáncer.
Aunque como familia intentamos «prepararnos» para su partida, su muerte nos movió profundamente a todos. Personalmente intenté refugiarme en la información accesible sobre sus males, para en la medida de lo posible entender, para saber cómo empatizar con ella, para en lo posible hacerle menos penosa su existencia, pero al final todo eso resulta en vano cuando vemos sufrir a nuestro ser querido y no podemos hacer nada ante ello.
Yo no soy una persona creyente, mucho menos religiosa, quizás un poco mística (con todo lo que eso quiera decir), pero allegarme información dura y objetiva sobre el proceso de la muerte tranquilizó un poco mis ánimos y ahora me ayuda a procesar mi pérdida.
Aunque mi relación madre-hija estuvo llena de tropiezos y desencuentros (entre nosotras había 45 años de diferencia), también logramos vernos y reconocernos como dos mujeres fuertes, sensibles, inteligentes e independientes que hicimos lo que nos correspondía en nuestras respectivas trincheras.
Ahora pues, agradezco a la vida por la madre que me tocó y por la fuerza que me inculcó.
Foto: AleNog
11 comentarios
Ciertamente elllas han llegado a ser nuestra inspiración, fuerza y ejemplo para enfrentar la vida con valor y alegría de vivir .
Ellas son el inicio de nuestra vida, y la mayoría de las veces las personas que más nos quieren. Mi tía hermosa, me vinieron muchos bellos recuerdos, gracias prima por compartir.
Muchas gracias por tus palabras Maru!
Lo dices bien Ernesto, el agradecimiento nos puede llenar de tantos buenos sentimientos y sobre todo agradecer a quienes marcaron nuestra vida de un modo tan profundo, gracias por tu comentario!
Agradecer ante todo, y por todo, por esa huella imborrable que nos dejan en su paso por esta vida, una buena conclusión.
¡Sin duda, una de las relaciones más importantes e influyentes en nuestra vida!
Creo nadie se prepara para una perdida tan sencible como es la de la madre. Sin embargo admiro tu visión objetiva de documentarte para empatizar con lo que ella pasaría. No importaron los 45 años de diferencia Doña Carmen hizo un magnífico trabajo contigo. Te hizo humana.
Muchas gracias!
Conocí a tu madre y sí, fuerte, sensible e inteligente. Con un humor negro que me encantaba. Nos llegamos a querer bien.
Así es, gracias por tu comentario!
¡Una relación de las más importantes e influyentes en nuestra vida!